D. José nos esperaba a la entrada de la sala de la escuela de Caminos. Por quedar muy a mano, los asistentes recordaron el incidente químico ocurrido en el centro hace poco y que afortunadamente quedó en un susto. Quedaron en evidencia, eso sí, la falta de formación en estos menesteres del personal, de todo el personal, los simulacros por realizar y algunos detalles como la desaparición momentánea de alguna persona sin vinculación ya con la escuela, más allá de la afectiva, metido en algún despacho y que no atendió a la señal de alarma. Y no fue el único. Tomen nota en el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales.
Los asistentes, con ganas e ilusión, desearon que las actitudes cerriles y mostrencas que hasta hace bien poco eran el santo y seña de esta universidad queden relegadas al pasado y que se escuche a quienes tengan alguna propuesta razonable que hacer, que se debata en su caso, y sobre todo que no termine en la papelera nada más ser formulada.
Nos vemos en los centros.
Las espaldas guardadas por don José Echegaray
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