Incredulidad y contenida indignación ha levantado en la comunidad upemera la noticia que mencionábamos en la anterior entrada, Viajeros por el mundo. Creen que nos están vendiendo una moto averiá, la de los recortes ineludibles por la crítica situación económica y financiera de la UPM, esa que hace unos meses era excelente, si acaso un pequeño desfase "perfectamente asumible", el Rector dixit.
Para remate, el chantaje de que si no se aceptan gustosamente los recortes no llega para pagar las nóminas, aunque luego vimos que sí había, y hay, para otras cosas de todos ya conocidas, aunque siempre nos podamos llevar una nueva sorpresa.
Luego hablas con el personal de una universidad madrileña, todas esas hermanas que estaban peor que nosotros, y te suelta que a ellos sí le han pagado la compensación de matrícula, por ejemplo. Y tú, que ibas presumiendo de universidad ejemplar, no sabes dónde meterte el orgullo upemero, a la par que se te queda cara de gilipollas, si se me permite el exabrupto.
O el comentario de un representante de otra universidad, extrañado de que los de la UPM llegan en coche oficial a las reuniones de distinto pelaje donde coinciden, mientras ellos van en transporte público. Un miembro de nuestra comunidad, de cierta relevancia, ya preguntó allá por el mes de febrero a una institución upemera, vía email, "cuál es el parque móvil de la universidad, número de coches, asignación por centros, número de conductores, coste total". Hasta el momento no ha obtenido respuesta, se lamenta.
Foto: Modelo de la flota upemera, o similar
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