Después de la calma vendrá la tempestad. Están los predios upemeros en extremo calmosos. Tras la resaca amortizadora, andan los jefes de la Casa, con el Rector a la cabeza, ideando nuevas formas de fastidiarnos el condumio.
Lo llamarán reajuste de la carga, o reajusta de la carga, como ayudante y ayudanta de biblioteca, o como se le ocurra al lingüista de turno, sin darse cuenta que la carga eres tú, o ellos.
Mientras tanto, puente mediante, para algunos acueducto, nos tomaremos unas birras bien fresquitas, y Dios y su Luciferina dirán.
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